martes, 13 de abril de 2010

La libertad de escoger



C a p í t u l o 4
El albedrío es un principio eterno
Si alguien le preguntara por qué es importante tener libre
albedrío, ¿qué diría?

“…podrás escoger según tu voluntad, porque te es concedido;...” (Moisés 3:17).
Dios nos ha dicho por medio de Sus profetas que somos libres de escoger entre el bien y el mal. Podemos elegir la libertad y la vida eterna al seguir a Jesucristo; también somos libres para elegir el cautiverio y la muerte como resultado de seguir a Satanás (véase 2 Nefi 2:27). Al derecho de escoger entre el bien y el mal, y de actuar según nuestra voluntad se le llama albedrío.

En la vida preterrenal poseíamos albedrío moral. Uno de los propósitos
de la vida terrenal es demostrar qué tipo de decisiones
tomaremos (véase 2 Nefi 2:15–16). Si se nos forzara a escoger lo
correcto, no podríamos demostrar lo que hubiéramos elegido por
nosotros mismos; además, somos más dichosos cuando tomamos
nuestras propias decisiones.

El albedrío fue uno de los temas principales que surgió en el
concilio de los cielos, en la vida preterrenal, y fue una de las causas
principales del conflicto entre los seguidores de Cristo y los
seguidores de Satanás. Satanás dijo: “…Heme aquí, envíame a mí.
Seré tu hijo y redimiré a todo el género humano, de modo que
no se perderá ni una sola alma, y de seguro lo haré; dame, pues,
tu honra” (Moisés 4:1). Al decir esto, “…se rebeló contra [Dios],
y pretendió destruir el albedrío del hombre...” (Moisés 4:3). Su
propuesta se rechazó y fue expulsado de los cielos junto con sus
seguidores (véase D. y C. 29:36–37).

El albedrío es una parte necesaria del plan de salvación.
El albedrío hace de nuestra vida terrenal un período de probación.
Cuando planeaba la creación terrenal de Sus hijos, Dios dijo:
“y con esto los probaremos, para ver si harán todas las cosas
que el Señor su Dios les mandare” (Abraham 3:25). Sin el don
del albedrío habríamos sido incapaces de demostrarle a nuestro
Padre Celestial que hubiéramos hecho todo lo que Él nos mandara.
Debido a que podemos escoger, somos responsables de nuestras
propias acciones (véase Helamán 14:30–31).

Cuando elegimos vivir de acuerdo con el plan que Dios tiene para
nosotros, nuestro albedrío se fortalece. Las decisiones correctas
aumentan nuestra capacidad de tomar más decisiones correctas.

Al obedecer cada uno de los mandamientos de nuestro Padre
Celestial, progresamos en sabiduría y fortalecemos nuestro carácter;
aumenta nuestra fe y nos resulta más fácil tomar decisiones
correctas.

Comenzamos a tomar decisiones cuando vivíamos en la presencia
de nuestro Padre Celestial como hijos espirituales; las decisiones
que allí tomamos nos hicieron dignos de venir a la tierra. Nuestro
Padre Celestial desea que aumente nuestra fe, nuestro poder, nuestro
conocimiento, nuestra sabiduría y toda otra cualidad positiva.
Si guardamos Sus mandamientos y tomamos decisiones correctas,
aprenderemos y comprenderemos; y llegaremos a ser como Él
(véase D. y C. 93:28).
¿De qué forma el tomar deciciones correctas nos ayuda a tomar más
deciciones correctas?

Para que exista el albedrío tiene que haber opciones.
¿Porque es necesario la opción?

No podemos escoger la rectitud a menos que se nos presente la
opción entre lo bueno y lo malo. Lehi, un gran profeta del Libro
de Mormón, le dijo a su hijo Jacob que, a fin de que se cumpliesen
los eternos propósitos de Dios debía haber “...una oposición en
todas las cosas. Pues de otro modo, ...no se podría llevar a efecto
la rectitud ni la iniquidad, ni tampoco la santidad ni la miseria, ni
el bien ni el mal...” (2 Nefi 2:11).

Dios permite que Satanás se oponga a lo bueno, y dijo de él:

“…hice que fuese echado abajo…

“y llegó a ser Satanás, sí, el diablo, el padre de todas las mentiras,
para engañar y cegar a los hombres y llevarlos cautivos
según la voluntad de él, sí, a cuantos no quieran escuchar mi voz”
(Moisés 4:3–4).

Satanás hace todo lo que está a su alcance para destruir la obra
de Dios y procura “...la miseria de todo el género humano… pues
él busca que todos los hombres sean miserables como él” (2 Nefi
2:18, 27); él no nos ama ni desea nada bueno para nosotros (véase
Moroni 7:17); no desea que seamos felices, sino que seamos sus
esclavos, y se oculta tras sus muchos disfraces para esclavizarnos.

Cuando cedemos ante las tentaciones de Satanás, limitamos nuestras
opciones. El siguiente ejemplo demuestra la forma en que eso
sucede. Imaginen que ven un letrero en la playa que dice: “Peligro.
Remolino. Prohibido nadar en esta zona”; tal vez podríamos pensar
que eso representa una restricción, pero, ¿lo es en realidad?
Todavía tenemos muchas opciones: podemos ir a nadar a otro
lado; somos libres de caminar por la playa y juntar caracolas de
mar; somos libres de contemplar la puesta del sol y de regresar a
casa. También somos libres de hacer caso omiso a la advertencia
y nadar en el lugar peligroso; sin embargo, una vez que seamos
atrapados por el remolino, éste nos arrastrará y tendremos muy
pocas opciones; si ése fuera el caso, trataríamos de escapar o de
pedir ayuda, pero es posible que terminemos ahogados.

A pesar de que somos libres de elegir nuestro curso de acción,
no somos libres de escoger las consecuencias que conllevan nuestras
acciones. Las consecuencias, ya sean buenas o malas, serán
el resultado natural de cualquier decisión que tomemos (véase
Gálatas 6:7; Apocalipsis 22:12).


A los maestros: Un dibujo sencillo puede ayudar a los alumnos a centrar la atención.
Si hablan sobre la analogía del letrero de advertencia como se presenta en este capítulo,
quizá desee dibujar un letrero similar sobre la pizarra o en un pedazo grande de papel.


Nuestro Padre Celestial nos ha dicho cómo escapar del cautiverio
de Satanás. Debemos estar alertas y orar siempre, y pedir a Dios que
nos ayude a resistir las tentaciones de Satanás (véase 3 Nefi 18:15).
Nuestro Padre Celestial no permitirá que seamos tentados más allá de
nuestra capacidad para resistir (véase 1 Corintios 10:13; Alma 13:28).

Los mandamientos de Dios nos guían lejos del peligro y nos conducen
hacia la vida eterna. Al tomar decisiones sabias, podremos
ganar la exaltación, progresar eternamente y gozar de una felicidad
perfecta (véase 2 Nefi 2:27–28).

¿Cuáles son algunos ejemplos de acciones que limitan nuestras opciones?
¿Cuáles son algunos ejemplos de acciones que nos dan más libertad?


Pasajes adicionales de las Escrituras:

Moisés 7:32 (libertad de elegir).
Abraham 3:24,25 (la vida terrenal es una prueba).
Alma 41:3; Moroni 7:5,5 (las obras se jusgaran).
2 Nefi 2:11-16 (la elección de entre lo bueno y lo malo).
2 Pedro 2:19; Juan 8:34 (el pecado es una esclavitud).
2 Nefi 2:28.29; Alma 40:12,13 (la recompensa será de acuerdo con las obras).

No hay comentarios:

Publicar un comentario